Como la mayoría de las enfermedades llamadas autoinmunes, la psoriasis no tiene cura defininitiva, por lo menos hasta ahora. Se aconseja una dieta sana con alto contenido de fibra, frutas y verduras. Además la suplementación con aceites con Omega 3 y Omega 6 son muy efectivos.
En principio daré algunas pautas generales sobre las plantas medicinales que han resultado beneficiosas para controlar la psoriasis común con aparición de placas en distintas partes del cuerpo.
Uno de los disparadores de los empujes de psoriasis es el sistema nervioso, por lo que la utilización de plantas que lo moderan, como las flores de manzanilla (Matricaria chamomilla, recutita), la raíz de valeriana (Valeriana officinalis) y las hojas de pasionaria (Passiflora incarnata), en infusión son recomendables.
En uso interno como depurativas e inmunomoduladoras se utilizan:
Calaguala, samambaia (Polypodium decumanum), mediante un extracto acuosos de las partes aéreas de este helecho. Es inmunomoduladora y antiinflamatoria debido a la presencia de varios principio activos que interfieren con los procesos de formación exagerada de células.
Zarzaparrilla (Smilax officinalis), el extracto acuoso de las raíces de esta plantas, con alto contenido en esteroides y saponinas, ha resultado un excelente depurativo general, con varias acciones importantes en el organismo entre las que se destaca un beneficio sobre la mayoría de las afecciones crónicas de la piel.
Boldo (Peumus boldus), una infusión de sus hojas, utilizada tradicionalmente como regulador hepático y de la función biliar, ha sido utilizada con éxito en psoriasis común. El alcaloide boldina parece ser el más importante, aunque no el único. Su actividad reguladora de la digestión, su actividad antiinflamatoria y un leve efecto calmante parecen explicar los beneficios obtenidos en casos de psoriasis.
Cola de caballo (Equisetum arvense), una decocción de esta planta, con alto contenido en minerales y con efecto diurético actúa como un interesante complemento beneficioso.
Diente de león (Taraxacum officinale), la infusión de hojas y raíces es un reconocido y tradicional depurativo del organismo, por lo que un tratamiento periódico con este producto es casi imprescindible en la mayoría de los problemas crónicos.
Otras plantas con actividad inmunomoduladora como la equinácea (Echinacea purpurea) y la uña de gato (Uncaria tormentosa) o con actividad antioxidante como el tomillo (Thymus vulgaris), con actividad antiinflamatoria como la cúrcuma (Curcuma longa) y de regulación hepática y digestiva como el alcaucil o alcachofa (Cynara scolymus) y las semillas de lino (Linum usitatissimum) se recomiendan y tienen importancia.
En uso externo se utilizan:
Alóe (Aloe barbadensis), el gel de esta planta, extraído directamente o procesado para estabilizarlo es muy importante por actuar como emoliente y humectante.
La tintura hidroalcohólica de romero (Rosmarinus officinalis), que incrementa la circulación local, promueve una depuración de la piel alterada.
Las decocciones o tisanas de salvia (Salvia officinalis) y ortiga (Urtica dioica), el aceite de borraja (Borago officinalis) y de onagra (Oenothera biennis) también han demostrado ser útiles.
La exposición al sol con fines curativos debe tenerse en cuenta aunque está fuera de los alcances de este sitio.
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