miércoles, 31 de julio de 2013

SANARNOS CON PIEDRAS, UNA EXPERIENCIA LIBERADORA


Sanarnos con cristales puede ser una experiencia deslumbrante y liberadora además de un camino completo de autodescubrimiento.

Cuando percibimos el sentido de trascendencia que tienen los cristales y su función en la Tierra, nos acercamos a ellos con profundo respeto y veneración.

Reconocemos desde nuestro sentido de percepción su caudal poderoso de sanación y como en su inmenso amor nos dirigen rayos divinos de luz hacia los centros energéticos de nuestro organismo.

Ellos están desde hace miles de años transitando el camino evolutivo, por lo tanto tienen el conocimiento y sabiduría necesaria para ayudarnos a elevar nuestro patrón vibratorio.

Si pensamos que somos una entidad biológica altamente perfeccionada a lo largo de nuestro desarrollo en el planeta, también somos factibles de ser influenciados por las energías discordantes que nos rodean.

Eso nos hace sensibles al desequilibrio que se traduce en desarmonia emocional y enfermedades físicas.

Nuestras mismas emociones y dificultad para adaptarnos a las exigencias del medio ambiente generan en nosotros un alto nivel de estrés que se manifiestan en afecciones de distinto tipo, que para resolver debemos darle un enfoque holistico.

Desde lo mental, emocional y espiritual, hay que abordar la resolución de los desafíos que se presentan y los cristales son nuestros aliados para trabajar esos aspectos no resueltos.

Su caudal vibratorio, traducido en forma, color y estructura interna, los hace ser los grandes acompañantes terapéuticos de estos tiempos.

Además, el trabajo con ellos nos lleva a un profundo compromiso, nos hace participes y colaboradores del proceso mientras los cristales nos sanan.

Sin nuestra verdadera aceptación y rendición ante su presencia, no se llevaría a cabo la verdadera cura, nos sanamos cuando decimos que si.

Mi experiencia con los cristales me permite entender como actúan en nosotros, son grandes transformadores de la psique humana y de nuestra forma de actuar en la vida diaria.

El solo hecho de ser un instrumento de meditación, generando un campo vibratorio de elevado tono, permite que el cerebro produzca ondas alfa, armonizando nuestros pensamientos y calmando nuestra mente.

Sepamos que estos tiempos son los indicados para activar cristales, programarlos y decidir trabajar con su energía.

Muchos fueron puestos en distintas partes del planeta para ayudar en la transición de la humanidad y eso hace que sea mas fácil la conexión con su purísima vibración.

Maria de los Ángeles Rodeiro

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