A veces resulta difícil conocer y aceptar los diversos
aspectos de nosotros mismos. A menudo hay fragmentos que deseamos ignorar o
rechazar.
Aceptar verdaderamente todas las partes de nosotros mismos
tal como somos nos permite crear un clima en el que puede tener lugar la
transformación.
Una forma de pensar en nosotros mismos es considerarnos como
diamantes, dotados de numerosas cualidades destinadas a reflejar la luz.
Cada uno de nosotros es un diamante único y especial. No hay
nadie más como nosotros.
Al ser el mejor amigo de nosotros mismos, necesitamos
explorar todas nuestras facetas y valorar con realismo al observar cada uno de
los aspectos de nuestro ser.
Cada faceta, por oscura que pueda parecer, reflejará la luz
con claridad cuando esté completamente limpia de viejas heridas, creencias y
pautas.
Se necesita tener sensibilidad para sentir aquellas
cualidades que reflejan libremente la luz de nuestro yo superior, y valor para
empezar a curar suavemente aquellas otras que han sido negadas porque se han
visto nubladas y obstruidas.
Para contribuir a interiorizar el símbolo de ti mismo como
un diamante, cierra suavemente los ojos e imagina que te encuentras al borde de
un lago. La superficie está absolutamente en calma, como un espejo.
Un pequeño punto de luz empieza a reflejarse a partir del
agua y pronto se transforma en una luminosidad hermosa, como si miles de
brillantes diamantes bailotearan sobre la superficie del lago.
Visualiza la luz que se expande para incluirla dentro de ti,
y ser junto con el lago como un solo y enorme diamante que refleja la luz y el
amor a tu alrededor, abarcando a tu familia, tus amigos y finalmente, a todo el
mundo, en su globalidad.
Ángeles Rodeiro
http://www.puraconciencia.com/
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